¿Es rentable el autoconsumo industrial, aunque el precio de la luz baje?

El mercado mayorista OMIE ha experimentado una bajada de precios en los últimos meses que se ha logrado sin necesidad de incurrir en el mecanismo ibérico, el ajuste por el precio del gas. Esta tendencia a la baja en el precio de la electricidad es una gran noticia para todos los sectores de la sociedad, incluido el autoconsumo industrial. La estabilización de los mercados va a facilitar aún más su crecimiento, ya que el momento de este segmento ha llegado para quedarse, independientemente de la situación del mercado eléctrico. En este artículo vamos a conocer que la rentabilidad de un proyecto solar va más allá del ahorro. 

Actualidad del mercado eléctrico

Tras haber alcanzado su techo, como aseguran muchos expertos, el precio de la luz parece haber comenzado una normalización a la baja hasta valores próximos a los que teníamos antes de la pandemia del covid-19. Los 50 €/MWh alcanzados en muchas horas durante los últimos meses visibilizan que el mercado ha recobrado algo más de normalidad y es una buena noticia para todos los sectores.

Por otro lado, la demanda peninsular de electricidad en España, según datos de Red Eléctrica (REE), ha caído en hasta un 10% con respecto al mismo periodo de 2022

Tal y como vimos en uno de nuestros artículos del blog, la composición del precio de la luz depende de la producción energética y de la demanda. Cuando el porcentaje de las fuentes que producen electricidad con tecnologías limpias es mayor, el precio de la luz desciende. Y también lo hace cuando la demanda disminuye, como en estos últimos meses. 

Causas de la bajada de los precios de la luz

Precisamente esa es la explicación a la caída del precio de la electricidad en España. La producción fotovoltaica ha registrado récords en toda la península, así como en otros países de Europa. Del mismo modo, la eólica sigue siendo la tecnología con más protagonismo en el mix energético nacional, desplazando ambas la necesidad de quemar gas en ciclos combinados. Un gas que, además, ha resultado ser más económico que en meses anteriores haciendo que el mecanismo ibérico, o “tope al gas”, no haya estado operativo.

Cuando la fotovoltaica produce más electricidad, su venta de MWh tiene prioridad en el proceso del mercado eléctrico. El motivo es sencillo, las plantas solares deben tener un mínimo de horas de funcionamiento y el recurso solar no es gestionable. Por lo tanto, si hay sol, vierten electricidad. Esta producción oferta a precios muy cercanos a los 0 €/MWh evitando la entrada en el proceso de tecnologías más costosas.

Impacto de la bajada del precio en la rentabilidad de un autoconsumo

El autoconsumo industrial es mucho más que una herramienta de ahorro económico. Es también un valor de diferenciación, una inversión a largo plazo y una demostración del compromiso de la empresa con la sostenibilidad. Independientemente de la situación del mercado eléctrico, tanto si el precio de la luz sube como si baja, el autoconsumo seguirá siendo todo eso.

El gran crecimiento del autoconsumo en los últimos tiempos no se debe únicamente a los altos precios de la electricidad. Aunque cuando la luz marca precios elevados el ahorro a partir de paneles solares se maximiza, no se puede asegurar que rentabilidad de un proyecto de autoconsumo se acelere por esta causa. El motivo es muy sencillo, la vida útil de un autoconsumo se puede estimar en más de 30 años, tres décadas en las que habrá muchas anomalías en el mercado eléctrico y en donde en algunos periodos el ahorro será mayor y, en otros, menor. 

Cuando una empresa decide invertir, espera que ésta se amortice lo antes posible para asegurar su rentabilidad. Con el autoconsumo eso sucede en unos 5 años, es decir a corto plazo. Por lo tanto, en los cerca de 25 restantes se obtienen beneficios y se mejora la competitividad de la empresa. Durante todo ese tiempo las fluctuaciones de los mercados serán muchas, pero nunca harán que tener paneles solares represente un sobrecoste. Es decir, la rentabilidad de un autoconsumo está siempre garantizada.

Como añadido a este último punto, podemos hablar de la gestión energética que permite minimizar los costes operativos de la planta solar, así como la búsqueda de adaptación de los patrones de consumo a los momentos álgidos de la producción de energía solar. Instalar paneles solares conlleva ser consciente de que para aprovechar al máximo su producción, deberemos intentar adaptar los consumos y enfocarlos a esas horas pico, donde el sol brilla más. De ese modo, estaremos dependiendo menos de la red de electricidad.

Es por este motivo que, aunque un autoconsumo industrial haya permitido a la empresa ahorrar mucho en las últimas facturas de electricidad, ese ahorro continuará siendo clave durante toda la vida operativa de la planta. Y esto es lo que garantiza que la apuesta por el autoconsumo fotovoltaico es siempre una buena opción, no importará cómo esté el mercado de la electricidad.

Si hablamos de rentabilidad e inversión, los números siempre “salen”. La tecnología fotovoltaica ha visto reducidos sus costes en la última década en más de un 80%. Las economías de escala han favorecido que los fabricantes locales puedan competir con grandes multinacionales en la fabricación de componentes clave, representando esto siempre un beneficio para el desarrollador del proyecto y, por ende, para el cliente final.

La estabilidad siempre es un aliado de la economía. La “nueva normalidad” a la que parece que nos acercamos en el sector eléctrico permite establecer modelos financieros más acordes a lo que había existido hasta antes de la crisis ocasionada por la guerra entre Rusia y Ucrania. Estos modelos reflejarán con mayor realismo las perspectivas del mercado y cuándo podemos obtener la rentabilidad de un proyecto solar. Aunque nadie pueda determinar a largo plazo qué puede suceder, los modelos financieros siguen patrones históricos, y en los últimos años previos a la crisis energética éstos han reflejado precios de la electricidad mucho más bajos que los que hemos vivido últimamente. 

Si a esto le sumamos que la nueva capacidad a instalar será renovable (ya hemos visto que abarata el precio de la luz), es justificado afirmar que la electricidad seguirá abaratándose año tras año.

Más allá del ahorro 

Como hemos visto, los beneficios de una instalación fotovoltaica van mucho más allá del ahorro económico.

La ventaja principal es cómo logra una significativa bajada de la factura eléctrica, algo que consigue mejorar la competitividad de la empresa traduciéndose en la posibilidad de ofrecer productos más competitivos a los clientes finales. 

Pero aparte de ello, apostar por la energía solar aumenta la responsabilidad social corporativa y mejora la imagen de marca. En un mundo donde la industria es tan competitiva, el autoconsumo solar es un valor diferencial fundamental. El cliente, frente a diferentes opciones, siempre buscará aquella que tenga una mayor responsabilidad social y que le haga partícipe de una causa mayor, como es la lucha frente al cambio climático. 

Además, la inversión en un proyecto fotovoltaico aumenta el valor de la industria y de sus instalaciones. Para acometerla ya no es necesario disponer de grandes ahorros, puesto que existen mecanismos que facilitan el acceso a los costes iniciales como la firma de PPA, o las ayudas y subvenciones, que permiten minimizar el coste inicial de instalación.

Una herramienta “multiusos”

Las placas solares siempre permitirán ahorrar en la factura de la luz, independientemente del coste de ésta. Dada la mejora tecnológica y las nuevas herramientas para asegurar y garantizar el buen funcionamiento de los equipos, una planta fotovoltaica sobre cubierta puede superar los 30 años de vida operativa que aseguran el ahorro energético en cualquier circunstancia.

Todo ello sin olvidar que, como hemos visto, el autoconsumo es una herramienta que ofrece a las empresas mucho más que pagar menos por la electricidad

Por Andrés Muñoz

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